¡Protesta sí!, pero hoy no es así
Luis Felipe Gómez Ávila
Especialista en Derecho Laboral y Relaciones Industriales
Magíster en Derecho Empresarial Universitat Autónoma de Barcelona
He visto bastantes opiniones expresando su apoyo al caos y a los disturbios generados desde el pasado 28 de abril, hasta la fecha, argumentando dicho soporte bajo la siguiente premisa "¿cuándo en la historia de la humanidad se ha conseguido algo de manera pacífica?" y como ejemplo se refieren a la Revolución Francesa, entre otros acontecimientos.
Frente a aquella afirmación, me gustaría preguntarles a dichas personas si consideran que, por ejemplo, ¿la crucifixión debería mantenerse en la actualidad como castigo para quien sea condenado por alguna autoridad?, pues, de acuerdo a sus razonamientos, hechos del pasado que en su momento fueron exitosos y comunes hoy son aplicables. Esto nos llevaría a pensar que fue un error de Constantino el haber abolido esta pena en el siglo IV, toda vez que, como método de muerte al condenado, ha sido muy famoso y debería ser, inclusive, aplicado en la razonable actualidad. O, para poner otro ejemplo bastante eficaz, debemos remitirnos a las cruzadas de la iglesia católica. Hecho histórico y estandarte para quienes consideran la barbarie como método de obtención de excelentes resultados, pues no hay nada más exitoso que las muertes que se llevaron a cabo para propagar el dogma cristiano, situaciones que, hoy en día, tienen a la iglesia católica como la religión con más fieles en el mundo, con alrededor de 2.200 millones de personas, cerca del 33 % de la población mundial.
A pesar de las victorias que se consiguieron a causa del sufrimiento de muchas personas, y así muchos colectivos lo quieran negar, sí hemos avanzado como humanidad. Antes, para poner otro ejemplo, en algunas comunidades aztecas, se sacrificaban a las mujeres por considerarlas una fuente de creación y abundancia, ya que son ellas quienes engendran hijos, situaciones que hoy son totalmente impensables, pues el derecho a la vida es inviolable, siendo un desarrollo evolutivo de nuestra sociedad.
En Colombia, el derecho a la protesta pública y pacífica se encuentra expresamente protegido por nuestra Constitución Política en su artículo 37: “Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá́ establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá́ limitar el ejercicio de este derecho”, a su vez, la Corte Constitucional, en su Sentencia C-009 del 2018, definió su finalidad así: “la protesta social tiene como función democrática llamar la atención de las autoridades y de la opinión pública sobre una problemática específica y sobre las necesidades de ciertos sectores…”.
Por su parte y a nivel internacional, las Naciones Unidas en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Observación general 37 del 2020, relativa al derecho de reunión pacífica (art. 21), dispuso: “El derecho de reunión pacífica protege la reunión no violenta de personas con fines específicos, principalmente expresivos …”. Adicional a esto, la ONU en esta sesión sobre el derecho a la protesta, recalcó la importancia de trasladar su protección a la esfera digital o en línea, manifestando que, “el artículo 21 también protege esas actividades. Los Estados parte no deben, por ejemplo, bloquear o dificultar la conexión a Internet en relación con las reuniones pacíficas”, frente a lo cual el relator especial para los derechos de libertad de reunión y asociación, Clement Voule, afirmó que este reconocimiento “resulta particularmente importante durante la pandemia por el covid-19, cuando muchas reuniones pacíficas se han trasladado al mundo en línea”.
Así las cosas, es evidente el cambio cultural y social actual, el cual se encuentra totalmente permeado por la era digital, sucesos que hacen totalmente válida y eficaz realizar protestas a través de los medios tecnológicos. En la actualidad, nadie puede desconocer su fuerza y mucho menos negar que el fin de la protesta se cumpla, o ¿acaso alguien duda de que se pueda conseguir la atención de las autoridades y de la opinión pública por medio de las redes sociales?, no creo. No resultaba para nada descabellada la propuesta que lanzó Claudia López, meses atrás, de hacer el paro virtual.
Para nadie es un secreto que las movilizaciones masivas mandan un mensaje directo y nos reconfortan como grupo. Siempre resulta maravilloso ver miles de personas congregadas o dispuestas en un lugar específico, abrazando una misma idea o vociferando un mismo reclamo, pero, con la situación sanitaria actual, no es para nada inteligente reunirnos, debemos cuidarnos y cuidar a nuestras familias, todavía nos espera el pico de la devastadora variante Delta.
Hoy en día se usa mucho la palabra “empatía”, pues, démosle real cumplimiento a su significado y pensemos en quienes tienen familiares en una cama UCI o, peor aún, en aquellos que han perdido a sus seres queridos por este terrible enfermedad. Nadie conoce las goteras de una casa, si no vive en ella.
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