26 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 1 hora | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Online

¿Por qué escriben tan feo?

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Orlando Muñoz Neira

Abogado admitido en la barra del estado de Nueva York

omunoz59@hotmail.com

 

No poder entender, con una primera lectura, lo que quieren decir las decisiones judiciales es una barrera que impide que nuestra justicia sea óptima. Lamentablemente, la mayoría de jueces siguen redactando de forma muy confusa. Veamos algunos ejemplos:

 

En primer lugar, encontramos a los jueces que escriben con palabras que, si bien pertenecen al idioma español, hace tiempo están en desuso. Miremos estos dos ejemplos de un alto tribunal: “En el evento de ser frustránea la anterior aspiración”; “pasó a referirse al petitum del libelo introductorio, donde se exoró declarar” (CSJ, SC2906, jul. 8/21). Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), “frustránea” significa “que no produce el efecto apetecido” y “exorar”, “pedir, solicitar con empeño”. Sin embargo, en ambos casos, la RAE advierte que son palabras en desuso. Además, en los títulos de no pocas providencias seguimos viendo los famosos “vistos”, que suenan a español arcaico, cuando bien se puede utilizar un título más simple: “asunto”.

 

En segundo lugar, están las locuciones que suenan elegantes, pero que se utilizan de forma errada. Entre ellas se encuentra la expresión “al interior” cuando no está presente la idea “de movimiento o dirección”. Algunos se sienten muy eruditos diciendo “al interior de la corte tal”, “al interior del congreso equis”, cuando lo correcto es decir “en la corte tal” o “en el congreso equis”.  Igual acontece con la expresión “a nivel”. Como bien lo recuerda la Fundación del Español Urgente, “a nivel de” es admisible cuando se hace referencia a una altura física, como, por ejemplo, “a nivel del mar”, pero no sirve para remplazar las expresiones “con respecto a” o “en el ámbito de”.

 

En tercer lugar, vemos a quienes son incapaces de escribir oraciones simples y prefieren aquellas con giros que no pertenecen al lenguaje común. Les cuesta trabajo organizar la oración de una forma sencilla. Veamos estos ejemplos también de una alta corte: “Y como la apreciación de estos elementos de convicción quedó huérfana de mácula por el casacionista, constituye punto pacífico de la sentencia recurrida, por lo que debe concluirse que no se dio la tergiversación endilgada” (CSJ, SC 298-2021, nov. 26/20). “El error de prohibición deja indemne el dolo que integra el tipo penal, al recaer sobre la conciencia de la antijuridicidad. De tal modo, la falta de conocimiento del injusto impone la absolución del autor por el hecho doloso; si la misma podía ser superada, subsiste la responsabilidad penal, siendo el sujeto pasible de pena atenuada”. ¿Más rápido entendemos un jeroglífico egipcio?

 

En cuarto lugar, destacamos la mala costumbre de copiar y pegar no solo párrafos, sino páginas enteras de otras decisiones, lo que revela una falta de síntesis. No pocas sentencias en Colombia parecieran ser una frenética carrera por llenar la mayor cantidad de hojas posibles; es como si les diera pereza ser breves. Leer decisiones de altas cortes toma horas y hasta días, tanto que uno llega a dudar si, con tantas sentencias que nuestras cortes y tribunales profieren, los magistrados realmente tienen el tiempo de leer todas las que firman. 

 

Lo curioso aquí es que cuando los magistrados, por encima de lo que sugiere la ética judicial, salen a dar entrevistas a los periodistas para explicar sus decisiones judiciales, ahí sí son capaces de hablar en términos que cualquier prójimo entiende. Si hicieran el esfuerzo de escribir claro, se ahorrarían el tiempo de conceder entrevistas.

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