27 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 4 horas | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Online

Ser antifrágil

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Diego Felipe Valdivieso Rueda

Líder de la Unidad de Derecho Laboral y Seguridad Social en Scola Abogados

 

Si una caja contiene un elemento que se puede romper, en su cubierta se le estampa una calcomanía que dice frágil, con esto se le indica a quien manipula la caja que debe tener cuidado para no afectar los elementos que se encuentran al interior. Cuando pensamos en el antónimo de frágil utilizamos expresiones como robusto, duro, y asociamos este antónimo con lo que no se puede romper. Pensar en que estas definiciones son lo contrario a frágil es lo mismo que asimilar el neutro como contrario a negativo, cuando el verdadero contrario de negativo es positivo. Así las cosas, lo contrario a frágil no es solo aquello que no se rompe, sino también lo que resiste, lo que se vuelve mejor, ser Antifrágil como lo define Nassim Nicholas Taleb en uno de sus libros cuyo título es esta misma palabra Antifragile.

 

En la mitología nórdica el dios Baldur había sido protegido por su padre Odín de casi cualquier daño. Odín hizo que todas las criaturas y objetos del universo juraran no lastimarlo con la excepción del muérdago, esta era una planta que como consecuencia de su falta de importancia no valía la pena pedirle un juramento. Cuando Loki se enteró de esto, hizo una lanza mágica de muérdago y se la entregó al dios ciego Höor, quien, sin saber, terminó matando a Baldur. Lo anterior, según Taleb, se puede entender como un ejemplo de fragilidad física.

 

Según el folclor nórdico en el Valhalla (el cielo de los guerreros), existía una criatura llamada el Saehrimnir. Este era un jabalí cósmico capaz de alimentar el festín de los dioses, a quien se le sacrificaba todas las noches para luego ser devorado; al día siguiente, la criatura era capaz de recuperarse para nuevamente alimentar el festín. Este ejemplo es muestra de lo que significa ser robusto, no importa cuánto daño físico sufriera el jabalí, este era capaz de levantarse día tras día.

 

Finalmente, como ejemplo de lo que significa ser antifrágil observemos a los vikingos. Estos guerreros pensaban que morir en batalla les garantizaría el ingreso al Valhalla, en donde tendrían acceso a comida y bebida ilimitada. Como consecuencia de esta creencia, no le tenían miedo a ser heridos o caer en batalla, esto les generaba una inmensa ventaja frente a sus contrincantes, ventaja que terminaba convirtiéndolos en los guerreros invencibles.

 

¿Cuál es el punto de ser antifrágil? Para responder a esto, debemos entender el concepto del cisne negro. Un cisne negro en la economía es un evento que nunca antes ha sucedido lleva un impacto extremo y solo se puede explicar luego que de sucedió. Los cisnes negros pueden traer consigno grandes problemas para las sociedades, y lo ideal sería poder esquivarlos previendo el evento. Sin embargo, como ya se dijo una de las características de este fenómeno, es ser impredecible. Ser antifrágil supone entonces la capacidad de no solo resistir a un evento con estas características, sino también regresar con más fuerza.

 

Los sistemas frágiles para volverse robustos tienden a ser redundantes. Veamos nuevamente el ejemplo de la caja con el contenido frágil, para evitar que el contenido se rompa solemos envolver el contenido, o utilizar una caja para empacar la otra caja. Sin embargo, como humanos nos cuesta entender este concepto. Sacrificamos la redundancia en pro de la eficiencia, pues, muchas veces creemos que lo peor que ha pasado es lo peor que pasará (1924, 1987, 2008, 2020). Así mismo, para alejarnos de la fragilidad, nuestros sistemas deben estar diseñados de manera que afronten los problemas de forma disipada y en menor escala, así podemos aprender de los problemas sin sufrir daños. Finalmente, otro mecanismo para volverse robusto es contar con opciones, al igual que en la evolución quien logra sobrevivir es quien logra adaptarse.

 

Como seres humanos tenemos la capacidad de ser antifrágiles, de mejorar cuando las condiciones adversas aparecen. Miremos el caso de los millonarios de primera generación, muchos de ellos han logrado acceder a grandes riquezas, no gracias a una niñez fácil o al acceso a una excelente educación, por el contrario, desde muy temprana edad tuvieron que afrontar muchos desafíos que les permitieron formar un carácter y ética de trabajo. La escasez es el mejor motivador para cambiar nuestra situación. Todos, absolutamente todos, podemos sacar provecho de las crisis y ser antifrágiles. No podemos tomar el papel de víctimas, porque otros han obtenido mayores comodidades, en lugar de ello debemos aprovecharlo como una oportunidad para adquirir mayor disciplina y enfocarnos más en lo que deseamos, tomar ventaja de las situaciones que debemos afrontar es ser antifrágil.

 

El ser humano cuenta con características y habilidades invaluables, de hecho, somos la raza dominante de la Tierra. Para nosotros, la fragilidad no es otra cosa que permitir que el miedo nos haga olvidar de esto. Los momentos que estamos viviendo, que podrían ser un cisne negro dentro de la economía, demanda de personas antifrágiles, entre ellos de trabajadores y empresarios, que antes de ahogarse en la incertidumbre deciden luchar para salir más fuertes que antes y recorrer un camino que el antifrágil ve con certeza, aquel que deciden caminar, porque sabe que luchando puede lograr (la reinvención). Solo estos trabajadores y empresarios serán los que trascenderán. En nuestras manos está decidir cómo queremos ser recordados, pero, sin duda, la gran apuesta, es serlo como los antifrágiles.

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