El reconocimiento de verdad y responsabilidad en la JEP (II)
María Camila Correa Flórez
Profesora de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario
Cocordinadora del ObservaJEP
@MKamilaC
En la pasada columna, hice referencia a la audiencia de reconocimiento de comparecientes, miembros de la fuerza pública, procesados por “falsos positivos” en el Catatumbo, que tuvo lugar los días 26 y 27 de abril del 2022, en el marco del subcaso “Norte de Santander”, que hace parte del macrocaso 003: “Asesinatos y desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate por agentes del Estado”, abierto por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
Allí mismo, comenté el anuncio que había hecho la JEP respecto de que la audiencia de reconocimiento, pero esta vez en el marco del macrocaso 001: “Toma de rehenes, graves privaciones de la libertad y otros crímenes concurrentes cometidos por las Farc-EP”, se realizaría en el mes de junio.
Hay que recordar que, el 4 de julio del año 2018, la Sala de Reconocimiento de verdad, de responsabilidad y de determinación de los hechos y conductas de la JEP abrió el mencionado macrocaso 001. Luego de casi tres años de analizar y contrastar la información enviada por la Fiscalía General de la Nación, la justicia ordinaria y las organizaciones de víctimas, así como de escuchar a las víctimas y a los perpetradores, el 26 de enero del 2021, esta Sala profirió un auto de determinación de hechos y conductas a través del cual le imputó a los miembros del Secretariado de las Farc crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad por los hechos relacionados con los secuestros, las muertes, las desapariciones forzadas, los malos tratos y la violencia sexual, entre otros, de las que fueron víctimas las personas privadas de la libertad por este grupo armado al margen de la ley.
Los pasados 21, 22 y 23 de junio, luego de un reconocimiento escrito de responsabilidad realizado por los comparecientes, sobre los hechos y las conductas imputados en el citado auto, se realizó la audiencia. Durante estos tres días, tuvimos una oportunidad única e histórica: pudimos escuchar la verdad del conflicto armado en Colombia de las propias voces de las víctimas, lo que les permitió, a muchos sectores, empatizar con ellas y entender la complejidad y crueldad del secuestro.
También nos permitió comprender, de una forma integral, el hecho de que, en Colombia, el secuestro, por parte de las Farc-EP, fue una herramienta atroz e inhumana utilizada con fines de intercambio, financiación de la organización y control territorial. Así mismo, fue alentador escuchar a los comparecientes (ex miembros del Secretariado) reconocer que el secuestro fue una política atroz, innecesaria y completamente cruel, constitutiva de un crimen de guerra y de lesa humanidad. Pero, sobre todo, fue un espacio que evidenció la capacidad de perdonar de quienes han sido víctimas de semejantes atrocidades y esa, creo yo, debe ser la gran lección que nos deja esta audiencia: el perdón y la verdad como bases para la paz.
En el desarrollo de este caso, vienen audiencias territoriales en las que se escucharán a los mandos medios y a los autores materiales de estas conductas. De igual manera, se esperan dos autos de determinación de hechos y conductas, uno para cada uno de los grupos de comparecientes mencionados. Seguramente, en estos procesos, al tratarse de perpetradores directos, se conocerá información más concreta que la aportada, en algunos casos, por los altos mandos.
La audiencia reciente, al igual que la que tuvo lugar en Ocaña, pueden parecer el inicio de un largo camino, pero realmente son el resultado de años de trabajo que abren una luz de esperanza y que deben reactivar (o activar) la confianza que algunos sectores tienen en el trabajo de la JEP.
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