En Ejercicio
Juan Carlos Arias Duque: “El perdón es lo prioritario en la justicia transicional”
22 de Agosto de 2014
Es el tema de moda. Tanto, que fue decisivo en las últimas elecciones presidenciales del país. Es la justicia transicional, la negociación entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, para acabar un conflicto armado de medio siglo.
Esta clase de justicia lleva ese mismo tiempo poniéndole fin a numerosos conflictos, en muchos países del mundo: dictaduras latinoamericanas, guerrillas africanas y batallas nacionalistas europeas. Es un capítulo importante de la historia contemporánea. El turno es de Colombia.
Por su trascendencia, muchos juristas expresan el mismo libreto diariamente: paz, pero con verdad, justicia y reparación. Pero hay guiones diferentes. Para Juan Carlos Arias Duque, abogado, sicólogo y filósofo, lo fundamental es perdonar.
ÁMBITO JURÍDICO: ¿Le gusta el proceso de paz que adelanta el actual Gobierno?
Juan Carlos Arias Duque: Aclaro que el proceso de paz no es lo mismo que el Marco Jurídico para la Paz (MJP). La negociación con la guerrilla es un hecho político, y en eso me parece que el país va muy bien. Cualquier proceso que supere un conflicto por la vía política, no con las armas, es bienvenido. Pero es un error pensar que el proceso esté supeditado a un marco legal, a una reforma constitucional que fue impuesta por una de las partes, el Gobierno, cuando de lo que se trata es de un diálogo entre dos partes iguales que están negociando como iguales. La historia demuestra que lo político supera lo jurídico, y no al revés, como está ocurriendo en el caso colombiano.
Á. J.: Explique mejor esta distinción entre lo político y lo jurídico.
J. C. A. D.: El MJP puede ser una talanquera para el éxito de esta negociación. Es por esa norma que la discusión se ha centrado en dos cosas que debían negociarse en La Habana, y no imponerse con una reforma constitucional: el consabido trío de exigencias de verdad, justicia y reparación y el tema de la participación política de los excombatientes. Esto ha hecho que se olviden los puntos más importantes en cualquier superación de un conflicto: el perdón y la garantía de no repetición.
Á. J.: ¿Usted cree que el MJP debió negociarse en La Habana?
J. C. A. D.: Exactamente. Eran las dos partes sentadas las que debían haber pactado cuánto de verdad, cuánto de justicia y cuánto de reparación. Además, porque la paz no depende de estos tres puntos, sino de que desaparezcan las causas de la guerra. Y el perdón es lo prioritario en todo proceso de justicia transicional.
Á. J.: Es otro libreto, pues todos hablan de verdad, justicia y reparación.
J. C. A. D.: Así es. Hay que cambiar las prioridades de la agenda negociadora. Para que haya paz de verdad, el país tiene que montarse en el discurso del perdón, y el Estado en garantizar que las causas de la guerra desaparezcan. De nada sirve saber parte de la verdad, que haya algo de justicia y que las víctimas sean reparadas, si el país sigue odiando, en una situación social de inequidad.
Á. J.: Pero es que el país viene de un proceso de Justicia y Paz, en el cual se sigue cuestionando que no hubo ni verdad, ni justicia ni reparación.
J. C. A. D.: El proceso de la Ley 975 no fue de paz. Fue una desmovilización. El proceso de paz perfecto no existe, pero es mucho mejor el actual que el anterior. Y vuelvo a decir que la trilogía verdad, justicia y reparación se ha vuelto una muletilla, cuando lo que debemos esperar como sociedad es perdonar, eliminar ese espíritu punitivo y vengativo y eliminar las causas sociales del conflicto.
Á. J.: Lo del perdón suena bien, pero abstracto y difícil. Y usted, que también es sicólogo, ¿cómo convencer a todo un país de perdonar tantos crímenes tan atroces?
J. C. A. D.: Los Estados modernos no se crearon para seguir los instintos primitivos de los humanos, sino para civilizarlos. Y, por eso, el Estado tiene que asumir la tarea, difícil, sí, de crear la cultura del perdón. Otras sociedades lo han logrado. ¿Por qué no nosotros?
Juan Carlos Arias Duque
Estudios realizados: abogado y especialista en Derecho Penal y Docencia Universitaria de la Universidad Santo Tomás, especialista en Derechos Humanos de la Universidad Complutense de Madrid (España) y magíster en Derecho Procesal Penal de la Universidad Libre. También es filósofo y sicólogo.
Cargos ocupados: profesor de varias universidades, magistrado auxiliar de Justicia y Paz de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, coordinador de la defensa pública del sistema acusatorio de la Defensoría del Pueblo y litigante.
Cargo actual: docente y consultor en asuntos penales y de justicia transicional.
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