22 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 7 horas | ISSN: 2805-6396

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“El problema de la comisión de concertación laboral no es de roles, sino de actores”

13 de Noviembre de 2024

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El abogado Jairo Burgos de la Espriella es consultor en estrategia organizacional y un experto en negociación. En tres ocasiones, ha sido representante de los empleadores colombianos en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), experiencia que le permite hablar de temas coyunturales como la negociación del salario mínimo y la reforma laboral.

ÁMBITO JURÍDICO: Ahora que se acerca la negociación del salario mínimo, ¿cree que funciona la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales (CPCPSL)? ¿Es hora de reformarla?

Jairo Burgos de la Espriella: La CPCPSL está diseñada como un espacio de concertación para el fortalecimiento del modelo tripartita que distingue a las relaciones laborales; en ese sentido, está llamada a cumplir un importante rol en el mundo del trabajo y en la democracia en Colombia.

Sin embargo, como en otros casos, ese buen diseño legislativo no se ha realizado con fidelidad a sus motivaciones y finalidades. En mi opinión, en la ejecución del modelo es donde se presentan las fallas y hay oportunidades. Más que reformarla, la gran ayuda que requiere ese modelo es la presencia permanente de la voluntad política de los actores sociales, principalmente del Gobierno como líder natural, para darle vida al modelo e importancia y altura a su funcionamiento. Podríamos decir, como en el teatro, que no es un problema de roles, sino de actores.

Á. J.:  ¿En temas como la reforma laboral debería ser más activa la participación de la CPCPSL para que se discutan iniciativas más consensuadas?

J. B. de la E.: Sin lugar a duda. En casos como el de la discusión de una reforma laboral la CPCPSL tiene una gran oportunidad para demostrar su trascendencia en el mundo de las relaciones laborales y su necesidad e importancia para la democracia colombiana. De acuerdo con los propios postulados de la OIT, la participación metódica, profesional y eficaz de esta comisión en esa discusión tan importante para el país podría ser una gran contribución a las bondades del dialogo social como mejor camino para encontrar consensos necesarios y fundamentales para el país.

Sin embargo, la polarización que existe hoy en el país, y en muchas democracias en el mundo, es una barrera para la construcción de consensos necesarios y fundamentales para la buena marcha de las relaciones laborales y para el progreso del país. Hay un gran déficit en materia de concertación. Para que las relaciones laborales sean instrumentos de prosperidad y bienestar general, se necesita una CPCPSL con una metodología profesional sólida, profesional y eficaz en su funcionamiento, más permanente en su funcionamiento, que promueva la confianza entre los actores y garantice su independencia, capaz de convocar y no de apartar, de incluir y no de excluir, y de construir en lugar de destruir. A la CPCPSL le hace falta mayor metodología y rigor en su funcionamiento. El fracaso de la discusión de la reforma laboral del Gobierno es un elocuente ejemplo.

Á. J.; Aunque la reforma laboral pretende mejorar las condiciones de los trabajadores, existe preocupación en varios gremios del empresariado sobre sus efectos frente al empleo y el crecimiento económico. ¿Cómo ponderar las dos cosas?

J. B. de la E.: En mi opinión, a través del diálogo social respetuoso, consciente y eficaz de los actores sociales, que ponga los intereses principales y el bien común en el centro (la falta de empleo digno y la alta informalidad), y se dejen de lado intereses individuales y espíritus revanchistas, se pueden encontrar los equilibrios requeridos.

Una buena reforma laboral, como la que requiere Colombia, se debe diseñar a partir del reconocimiento, análisis y entendimiento de las características y los retos del presente del mercado laboral, para construir, con optimismo, equilibrio y compromiso, un mejor futuro para la gran mayoría de ciudadanos. Un proyecto que lo que hace es profundizar los privilegios de la minoría y empeorar las condiciones de la mayoría carece de sentido y legitimidad. Para una verdadera reforma se requiere de más razonabilidad y menos emocionalidad, más pensamiento de futuro y menos inmediatez.

Á. J.: Muchos de los cambios previstos en materia laboral se sustentan en el cumplimiento de normas internacionales como los convenios de la OIT. ¿Qué papel sigue jugando la OIT en la delineación de directrices laborales de los países?

J. B. de la E.: La OIT, como parte del sistema multilateral de la Organización de Naciones Unidas, es una institución muy importante en el mundo del trabajo y las políticas laborales. Funciona a partir de unos principios fundaméntales y profiere normas internacionales de trabajo que, al ser universales, requieren de la adaptación a la realidad y necesidades de cada país. Esas normas, cuando se incorporan a la legislación propia de cada país, se convierten en legislación propia que, como tal, debe ser cumplida de buena fe.

Para que la contribución de la OIT a la política laboral sea lo más valiosa posible, otra vez, se requiere de la coordinación de los actores sociales locales. Un Gobierno responsable que, por ejemplo, estudie la pertinencia de suscribir y adoptar las normas laborales internacionales; un legislador local que, en su sabiduría y autonomía, evalúe la pertinencia de esas normas internacionales y la necesidad de adaptarlas al contexto país. Y unos actores sociales, trabajadores y empleadores, que se comprometan con su cumplimiento en el devenir de sus relaciones cotidianas. A lo anterior se debe sumar la presencia e intervención de autoridades administrativas y judiciales competentes e independientes.

Sin confianza y compromiso entre los actores sociales, las normas (internacionales o locales) siempre serán insuficientes para lograr el ideal de la justicia en las relaciones laborales, en un espíritu de coordinación económica y equilibrio social.

Actualmente, se puede requerir de fortalecer y mejorar la relación y enfocarse menos en la legislación, pues esta, por sí sola, no es una panacea.

Á. J.: ¿Qué puntos positivos destacaría de la reforma laboral que se discute en el Congreso de la República? ¿Es verdad que la reforma afectaría las mipymes y muchas de ellas no sobrevivirían?

J. B. de la E.: La propuesta de reforma en curso tiene algunos aspectos positivos, tales como el plazo de cuatro años para los contratos a término fijo, el intento de regular el trabajo en plataformas digitales de reparto o la inclusión de los principios de los procesos disciplinarios en el Código, pero, indudablemente, tiene una serie de normas que afectarán significativamente a las mipymes, grandes generadoras de empleo, por las mayores cargas laborales que les impone. Esto, sumado a las cargas económicas adicionales al Sistema de Seguridad Social, por el incremento de las licencias, que ya está en críticos problemas de sostenibilidad.

Jairo Burgos de la Espriella

Es abogado y especialista en Derecho Laboral y en Sociedades de la Universidad Javeriana. Tiene un máster en Science of Management (Arthur D. Little School of Management, Boston) y un máster en Public Administration (John F. Kennedy School of Government, Harvard University, Cambridge). Fue vicepresidente de Gestión Humana en Bancolombia. Actualmente, es consultor empresarial y director general de Talento y Talante.

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