Nexo energía-agua-alimentación y regulación en Colombia
César Augusto Molina Saldarriaga
Docente de la Universidad Pontificia Bolivariana
Por primera vez en el año 2008, en el marco del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), se discutió la interconexión entre la energía, el agua y la alimentación (energy-water-food, EWF, por su sigla en inglés) como parámetro para el desarrollo mundial. En él se reconoce la interrelación entre estos recursos y los impactos que sobre los demás produce la demanda de uno de ellos.
El nexo EWF nace de la necesidad de equilibrar la demanda de recursos ecosistémicos, reconociéndolo como el espacio en el que se produce y reproduce la vida, en contexto territorial. Así, un enfoque basado en este nexo impactaría la eficiencia económica y de los recursos, la sostenibilidad y los niveles de vida: en últimas, el desarrollo sostenible. Es por ello por lo que el nexo EWF es uno de los desafíos de sostenibilidad más complejos en la actualidad.
En el documento de Política orientada por misiones para la solución de grandes desafíos del país del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, se reconoce la importancia de la bioeconomía, los ecosistemas naturales y los territorios sostenibles; el derecho a la alimentación, la energía sostenible, eficiente y asequible, y la soberanía sanitaria y el bienestar social. Por ello, han sido definidas como las misiones o programas estratégicos de esta política, y han determinado el Plan de convocatorias actividades de ciencia, tecnología e innovación 2023-2024 (Plan de convocatorias ACTeI 2023-2024).
Por otro lado, el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, “Colombia, potencia mundial de la vida”, está constituido por tres elementos: el ordenamiento del territorio alrededor del agua, la transformación de las estructuras productivas y la sostenibilidad con equidad e inclusión. En este marco, el nexo EWF emerge como parte de las líneas de la parte general del plan: ordenamiento del territorio alrededor del agua y justicia ambiental, derecho humano a la alimentación, y transformación productiva, internacionalización y acción climática, que incluye transición energética justa, segura, confiable y eficiente.
Este contexto propone unos retos importantes para el Derecho, desde los procesos de formación, pasando por las actividades de ciencia, tecnología e innovación, el ejercicio de la profesión jurídica y, por supuesto, la regulación. Así, en el ámbito de los procesos de enseñanza, el aprendizaje del Derecho en la educación superior, la incorporación en los planes de estudios de asignaturas específicas relacionadas con el nexo EWF y el análisis transversal del fenómeno en las demás asignaturas. En la investigación científica, la vinculación de juristas en los equipos interdisciplinarios que adelantan procesos de investigación, innovación y transferencia sobre estos temas. En la regulación jurídica, la formulación, ejecución y evaluación de políticas públicas en la materia, y regímenes normativos que atiendan los retos técnicos, sociales, económicos, ambientales y políticos que supone el nexo EWF.
La transición energética hacia fuentes renovables, como el hidrógeno verde, plantea un desafío crucial para el marco normativo colombiano. La proliferación de la generación distribuida, el almacenamiento de energía y la integración de fuentes variables demandan una adaptación urgente de las regulaciones en materia de conexión a la red, tarifas y seguridad energética. Paralelamente, la extracción de minerales críticos para las tecnologías limpias introduce nuevos retos ambientales y sociales, exigiendo marcos normativos que equilibren el desarrollo económico con la protección del medio ambiente.
La gestión del recurso hídrico en Colombia se enfrenta a desafíos cada vez más complejos debido al cambio climático, la urbanización y la expansión agrícola. La creciente demanda de agua, sumada a la escasez en algunas regiones, exige instrumentos jurídicos robustos que promuevan la eficiencia en su uso, la conservación de los ecosistemas acuáticos y la adaptación al cambio climático. La asignación de derechos de uso del agua, la regulación de descargas y vertimientos, así como la resolución de conflictos hídricos son aspectos críticos que requieren una atención prioritaria en el marco normativo.
Finalmente, el derecho a la alimentación exige un marco jurídico que responda a los desafíos actuales del sector agropecuario, como la degradación de los suelos, la gestión de plagas y enfermedades, y los efectos del cambio climático. La producción de alimentos debe ser sostenible y garantizar la salud de las personas y el medio ambiente. La regulación de bioinsumos, alimentos procesados y transgénicos, así como la promoción de la transferencia tecnológica, son aspectos clave para asegurar la seguridad alimentaria desde un enfoque de derechos humanos.
El nexo EWF plantea desafíos jurídicos que demandan una respuesta innovadora y multidisciplinaria. La formación de profesionales capacitados para abordar la complejidad del nexo, así como la inversión en investigación jurídica, son fundamentales para desarrollar marcos normativos adecuados. La colaboración entre academia, Estado, empresas y sociedad civil es esencial para construir un futuro más sostenible, donde la gestión de los recursos energéticos, hídricos y alimentarios se realice de manera integrada y equitativa.
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