26 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 31 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Etcétera

Corte y Recorte

Santander y Márquez

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Óscar Alarcón Núñez

 

Desde el Gobierno de Carlos Lleras Restrepo, siendo Fernando Hinestrosa su ministro de Justicia, y Abdón Espinosa Valderrama, de Hacienda, se ordenó erigir en bronce la estatua sedente (sentado) del hombre de las leyes, Francisco de Paula Santander, para colocarlo en la entrada al Palacio de Justicia. Jamás se ha hecho y, afortunadamente, por esa circunstancia, se salvó de ser víctima del holocausto.

 

Luego de la reconstrucción, no se volvió a hablar del tema y, por el contrario, los conservadores –que ahora se llaman del Centro Democrático– pretendieron poner en la entrada no a Santander, sino a José Ignacio de Márquez.

 

El Decreto-Ley 1356 de 1970, que firmaron Lleras, Hinestrosa y Espinosa, dispone que en el dintel de la puerta principal sobre la Plaza de Bolívar estará la siguiente inscripción: “Colombianos: las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad”. Esto se ha cumplido, en cambio, no ha sucedido lo mismo con el artículo siguiente: “En el centro del patio principal del Palacio de Justicia se erigirá en bronce estatua sedente de Francisco de Paula Santander”.

 

Los autores de la norma tenían el propósito de establecer un eje ideológico de la nacionalidad colombiana: Bolívar dándole la espalda a Mosquera (mirando al norte), y este, a su vez, de espalda a Núñez (mirando al sur). Esto ya se puede observar ahora, luego de que el Gobierno Petro ordenó la apertura de la calle que separa el Palacio de Nariño del Capitolio Nacional.

 

Igualmente, el decreto-ley dispone que, en el Palacio de Justicia, patio principal, estará Santander, y en la plazoleta interior un grupo escultórico de mármol recordatorio del doctor José Félix de Restrepo y del acto de liberación de los esclavos.

 

Así mismo, se ordena que, para dar cumplimiento a la Ley 18 de 1919, “se erigirá en bronce la estatua de José Ignacio de Márquez”, lo cual se cumplió, pero, desgraciadamente, fue decapitada cuando ocurrió el holocausto del Palacio de Justicia. Posteriormente, se restauró y es la que han pretendido colocar en reemplazo de la de Santander, que jamás se ha enviado a hacer.

 

Santander y Márquez resultaron distanciados, no por espadas, sino por faldas, al disputarse ambos el cariño y el amor de Nicolasa Ibáñez. Precisamente, el enfrentamiento entre ellos ocurrió en la propia casa de la señora Ibáñez, que estaba ubicada en donde hoy queda el Palacio de Justicia.

 

Ironías de la vida. Después de tantos años, Santander y Márquez siguen de pelea. Y al hombre de las leyes no lo quieren ver ni sentado.

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