Anecdotario político

Benjamín Ardila Duarte

Los “presupuestos nivelados” era la tesis de Emilio Castelar, estadista español. Aquí no es posible ese equilibrio, porque la deuda externa devora más de la tercera parte de los ingresos nacionales. La obra de Harold Moulton define como muy conveniente endeudarse para desarrollar un país, bandera que aquí no funciona. Cada generación colombiana nace con una carga de deuda pública, en cuota nacional involuntaria. La Contraloría General de la República lleva el libro, pero no ataja el endeudamiento incontenible.

Los desarrollos políticos, constitucionales y legales son demorados. La ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, proyecta regular el artículo 53 de la Constitución de 1991 hasta ahora. La Gaceta 45 tiene el curso de la redacción y el texto es de meridiana claridad y justicia social. Pero ha sido norma muerta hoy, como lo fue la Ley 200 de 1936, según queja de Carlos Lleras y Alfonso López Michelsen. Los baldíos se adjudican y solo parcialmente son trabajados acorde con el libro Tierra editado hace 60 años.

El papa Francisco es reformista a pesar de su edad avanzada, pero, para ponerse a tono con los tiempos modernos, se requiere que la mujer pueda acceder al sacerdocio como entre los anglicanos, que el divorcio pase de la ley civil al Código Canónico y que se institucionalice la oración en común con otros credos como lo inició Juan XXIII hace muchos años.

América Latina ha hecho grandes aportes a la humanidad que Papini y Hegel negaron en su tiempo. El castellano, idioma regional peninsular, con el descubrimiento, se tornó en una lengua universal. El catolicismo, disminuido por la reforma protestante, se convirtió en la mayoría de los credos cristianos. Y, desde Bolívar, en 1826, las unidades de naciones celebran la concertación de esfuerzos regionales, continentales o mundiales.

El plagio en el derecho privado y público ha sido una constante en la vida jurídica colombiana. Nuestro Código civil vino de Chile redactado, ampliamente, por don Andrés Bello, a su vez heredero del inspirado por Napoleón, y este último por el romano Plan de Gayo. Nuestro Concordato de 1887 se atribuye a Rafael Núñez y es calcado del ecuatoriano del dictador García Moreno. Y la Constitución de Caro rigió más de cien años y venía de la española que le precedió una década.