Reformas necesarias para enfrentar la pandemia

Salomón Kalmanovitz

Economista e historiador

Colombia está mal equipada para enfrentar la crisis económica, social y sanitaria que enfrenta el mundo en estos momentos. La pandemia ha desnudado la fragilidad de las finanzas del Estado y su incapacidad institucional para proteger a toda la población en el territorio. Es cierto que el país ha tenido un desarrollo insuficiente de sus fuerzas productivas, comprometido por una enorme informalidad y un desempleo sustancial de la población en edad de trabajar, pero además sufre de la voracidad e incompetencia de muchos de los políticos que administran el Estado.

La tributación tiene que recaer fundamentalmente sobre el excedente económico y eso es lo que permite la solidez de los Estados de los países desarrollados y de aquellos que están en el umbral de la riqueza. En los casos de los países subdesarrollados, y Colombia es uno de ellos, los impuestos desbastan el consumo de la población y la renta de las clases medias, lo cual explica la debilidad intrínseca de su Estado. Lo anterior es consecuencia y, a su vez, causa de la gran concentración de la riqueza que ha caracterizado a la sociedad colombiana en toda su historia.

Todo ello ha hecho precarias las finanzas públicas. En el 2019, el recaudo tributario fue de solo el 14,8 % del PIB y se proyectaba una disminución de un punto por la devolución del impuesto de renta y del IVA a los bienes de capital contenidos en la Ley 2010 del 2019. Como dice un grupo de 50 senadores, “la estructura tributaria del país (…) es regresiva, inequitativa, ineficiente e insuficiente”, para lo cual proponen una agenda de reformas que den lugar a un Estado más sólido que ordene una sociedad igualitaria y civilizada. El grupo está constituido por senadores del Partido Alianza Verde, Partido Liberal, Polo Democrático, Partido Farc, Partido de la U, Cambio Radical y Colombia Humana.

La propuesta incluye medidas dentro de la emergencia económica que impongan tributos a los patrimonios líquidos de las personas naturales que podría rendir 6 billones de pesos, a las empresas por 4 billones de pesos, tasar los dividendos tapando la evasión por 700.000 millones de pesos, y postergar las prebendas de la “Ley de Crecimiento” por otros 9 billones de pesos. Estos impuestos cubrirían el 2 % del PIB, que se complementaría con una emisión del Banco de la República de 10 billones de pesos. Los senadores también insisten en que el Congreso debe abordar una reforma tributaria estructural que siga los principios de progresividad, equidad y suficiencia.

Los tributos excepcionales serán suficientes para financiar un programa de renta básica universal que supere el 0,7 % del PIB asignado por el Gobierno hasta ahora. Se destinaría el 1 % del PIB a los hogares pobres, representados en un salario mínimo durante tres meses. Además, se destinaría el 1,2 % del PIB con “un (1) SMLMV que se le brindaría a los micronegocios informales por cada uno de los trabajadores ocupados (que en promedio son cerca de 3 trabajadores)”.

Las medidas propuestas se hacen más necesarias aun si se considera que el cierre parcial de la economía puede reducir los ingresos fiscales entre 3 y 4 puntos del PIB en el 2020, dependiendo del impacto de la pandemia en la actividad económica y de las medidas tomadas para conjurarla. La crisis nos va a legar una economía más pequeña, pero es, a la vez, una oportunidad de contar con un Estado robusto que actúe de manera contundente y democrática en superar la adversidad que enfrentamos.