¿A quién pertenece la vida?
25 de Noviembre de 2024
José Wilmar Patiño Ballesteros
Varios dogmas sobrevuelan en nuestras decisiones: “solo dios quita la vida”, “la madre es sagrada”, “un católico no se suicida”. Una visión, si se quiere, más vitalista aboga por una libertad en la que incluso el derecho a terminar con la existencia pertenece al individuo.
La noche del 20 de octubre del 2007, el poeta Carlos Framb asistió a su madre Luzmila en el suicidio, acordado con ella debido al derrumbe físico de la edad, una vejez dolorosa y oscura.
Perdidas las razones para seguir viviendo, el escritor intenta acompañarla en la muerte, pero su método fracasa y despierta en un hospital imputado por homicidio agravado. (Lea: Juicio a la posverdad)
Instalada en la tradición de películas como Las invasiones bárbaras (2003), Mar adentro (2004) y Golpes del destino (2004), Del otro lado del jardín, película que se puede ver en la plataforma Max, renueva el debate sobre la muerte digna y el papel del Estado en las decisiones individuales. (Lea: Justicia algorítmica)
Es un relato en el que el protagonista entiende que sobrevive para demostrar en juicio que lo suyo fue un acto de amor; por su lado, la fiscalía personificará la sanción social a través de una acusación en la que la moral católica juega un papel central. (Lea: El activismo judicial en las plataformas)
Que la vida es un bien protegido en nuestra Constitución Política está fuera de discusión, pero ¿a quién pertenece? Es un debate difícil de abordar en los círculos más íntimos, inclusive en una discusión legal, pero cuando se hace público su caso, Framb enfrentará un juzgamiento penal con valores religiosos en los que se hace evidente que la muerte voluntaria o suicidio sigue siendo un estigma social, especialmente si la fallecida es la propia madre, que en nuestra tradición católica equivaldría a atentar contra la misma virgen María. (Lea: Jury Duty o cómo reírse de la justicia)
Son irrelevantes las imprecisiones legales, para efectos cinematográficos se presenta un juicio más parecido a la tradición anglosajona, lo que no le resta profundidad a debates de fondo que se proponen en la película sobre la eutanasia, el suicidio o el aborto y acerca de las limitaciones evidentes de la ley frente a una filosofía de la existencia más enfocada en el individuo. Pero además, es posible identificar fallas en la protección de los más vulnerables, no solo ancianos y enfermos, también la población carcelaria. (Lea: Justicia a golpe de espada)
Este no es un debate cerrado en Colombia, precisamente esta semana la Corte Constitucional le ha insistido al Congreso de la República en su deber de reglamentar el derecho fundamental a morir dignamente, estrechamente relacionado con los derechos a la dignidad humana y la vida. Ya son décadas en las que el Legislativo evade su obligación. (Lea: Anatomía de un juicio)
El testimonio de Framb y su alegato sobre que uno se pertenece a sí mismo y no al Estado ni a la religión resuena como la frontera más importante para la libertad individual que aún no nos hemos atrevido a cruzar. (Lea: Se presume inocente: cuando la serie es mejor que la película)
Gracias por leernos. Si le gusta estar informado, suscríbase y acceda a todas nuestras noticias, con los datos identificadores y documentos sin límite.
Paute en Ámbito Jurídico
Siga nuestro canal en WhatsApp.
Opina, Comenta