Tecnologías de vanguardia para los abogados

La transformación del ejercicio del Derecho es una realidad. El avance de la tecnología ha facilitado las actividades cotidianas y la profesión no ha sido ajena a ese boom de novedosos instrumentos que, de ser adecuadamente comprendidos y aplicados, pueden añadir valor al sector legal.

 

La obsolescencia de los métodos tradicionales, en donde el abogado tenía que almacenar, procesar, buscar y clasificar la información necesaria para sacar avante un negocio ha dado paso a novedosas formas para reducir el trabajo operativo y darle prevalencia a la labor intelectual.

 

Esta es una tendencia reciente, pero vale conocer las nuevas tecnologías que los abogados no pueden ignorar.

 

Herramientas

 

Según José Fernando Torres Varela, director del Centro de Innovación en Derecho de la Universidad Sergio Arboleda, los abogados deben conocer dos tipos de herramientas tecnológicas:

 

1. Las que les ayudan a gerenciar de forma eficiente y práctica su firma o departamento jurídico, como los software de practice management de firmas y departamentos jurídicos, gestión de conocimiento, creación de procesos y métricas de calidad y eficiencia.

 

2. Las que van a cambiar radicalmente el ejercicio, sustancia y paradigmas de la profesión, como la inteligencia artificial en todas sus ramas (sistemas de expertos, procesamiento de lenguaje natural, machine learning, redes neuronales, entre otras), blockchain y los desarrollos de contratos inteligentes (smart contracts en Ethereum, contratos ricardianos, software stacks contractuales, etc), solución de disputas en línea (online dispute resolution, en inglés), ciberseguridad y, por último, analítica y ciencia de datos.

 

 

 

Información

 

Daniel Santiago Acevedo Sánchez, gerente de Pricing & Proyectos Estratégicos en Galicia Abogados (México), hace ver que, en relación con las herramientas tecnológicas que deberían conocer los profesionales del Derecho para el ejercicio de su profesión basta con analizar en qué consiste el trabajo jurídico para, con base a ello, determinar cuáles son los mejores habilitadores tecnológicos de dicho trabajo.

 

Por eso opina que el abogado actualmente, lejos de ser un repositorio sin fondo de información, debe ser excelente procesador de información jurídica, esto es, un profesional que cuenta con la habilidad de encontrar rápido la información que necesita para construir el argumento apropiado a presentar ante sus clientes o la administración de justicia.

 

Así las cosas, con que aprendan a usar de forma efectiva los potentes buscadores de información que existen en la actualidad ya habría una gran diferencia en cuanto a la mejora en la eficiencia del trabajo legal.

 

Al respecto aclara que cuando se refiere a usar de forma efectiva un buscador de información no se trata de saber hacer una búsqueda en Google, sino de saber usar correctamente, por ejemplo, del uso de operadores booleanos, ya sean lógicos, de acotamiento o de proximidad para hacer mucho más efectiva la tarea de búsqueda de información.

 

“Es increíble cómo la mayoría de los profesionales en Derecho no tienen la más mínima noción de conectores lógicos o de simplemente saber cómo funciona internet, entendida como una autopista de información”.

 

Por otro lado, expone que si mayoritariamente la tarea del abogado es la búsqueda de información, la otra gran parte se compone de la construcción de documentos de carácter jurídico.

 

Dependiendo de la rama del Derecho que se ejerza, muchas veces estos documentos presentarán, por lo menos, uno o dos argumentos que se repiten de escrito en escrito. Bajo esa premisa, destaca otra de las herramientas que convendría saber utilizar: los denominados “ensambladores de documentos” (document assembly tools, en inglés), que son soluciones de software que, mediante una base de datos predeterminada (por ejemplo, base de datos de cláusulas), más un conjunto de datos variables según el caso (como el nombre, la cédula, etc.) ayudan al abogado en la construcción del documento final, eliminando la necesidad de la intervención humana en tareas que son sumamente repetitivas y de poco o nulo valor agregado.

 

Acevedo indica que “no hace falta que los abogados conozcan de herramientas tecnológicas sofisticadas para mejorar su productividad en el ejercicio profesional. Con simplemente conocer cosas tan básicas, como lógica computacional con operadores booleanos y herramientas de montaje de documentos, ya se podrá hacer una gran diferencia”.

 

Por supuesto, en la medida que herramientas más sofisticadas, por ejemplo, buscadores apalancados por sistemas de procesamiento de lenguaje natural y aprendizaje de máquina (“inteligencia artificial”) o herramientas para la creación de contratos inteligentes y automatización en el cumplimiento de obligaciones, estén al alcance de más profesionales del Derecho, los abogados deben actualizarse para sacar el máximo provecho a la tecnología existente y disponible.

 

 

 

Nuevos desarrollos

 

En medio de tantas ayudas tecnológicas al servicio del Derecho, Torres Valera asegura que los que más le emocionan son los siguientes:

 

1. La predicción de riesgos contractuales, con base en modelos estadísticos y de inteligencia artificial (con machine learning), porque va a permitir negociar contratos mucho más rápido, de una forma más eficiente y a menor costo.
   
    
2. Los contratos inteligentes conectados a dispositivos del mundo físico, que van a permitir reducir costos legales y de transacción, por ejemplo, en operaciones con fiducias, en tanto va a lograr automatizar muchas operaciones reduciendo los costos y tiempos de transacción.
   
    
3. La solución de disputas en línea con sistemas  privados, como los de Kleros y Modria, o los del sector público en Inglaterra y Canadá, lo que tiene, a su juicio, el potencial de cambiar radicalmente el acceso a la justicia, pues permite resolver problemas a muy bajo costo e infinitamente más rápido.

 

 

‘Legaltech’

 

Para Acevedo Sánchez, es innegable la gran cantidad de desarrollos tecnológicos que han surgido en los años recientes al servicio de los abogados, tanto así que se ha generado todo un movimiento equivalente al de la aplicación tecnológica en la industria de servicios financieros; es decir, así como hay Fintech, también hay Legaltech.

 

Destaca aquellos que por su uso de tecnologías de la información considera que tienen mayor potencial de generar un impacto, la mayoría, sino todos, ubicados en EE UU:

 

Ross Intelligence

Buscador de información jurídica apalancado en sistemas de procesamiento de lenguaje natural y aprendizaje automático de máquina. Su importancia radica en que, en el futuro, cambiará la forma de operación de las firmas de abogados que dedican horas y horas de abogados junior a la búsqueda e interpretación de jurisprudencia.

 

 

 

Notarize

Plataforma para la autenticación notarial de documentos vía dispositivos electrónicos. Su importancia radica en que permitirá, eventualmente, la digitalización de la fe pública y su masificación por medio del uso de tecnologías de la información sin que haya necesidad de notarías físicas.

 

 

Follow my vote

Sistema apalancado en tecnología blokchain para la implementación de votación digital, eliminando los sistemas centralizados que son tan susceptibles a manipulación humana. Su importancia radica en la transparencia que brindará a los procesos de elecciones en todo el mundo.

 

 

 

Legal Robot

Sistema similar a Ross Intelligence pero lanzado para el uso público. Se apalanca en tecnologías de aprendizaje automatizado de máquina para la conversión de documentos jurídicos técnicos en documentos, o incluso visualizaciones, en lenguaje común que pueden ser fácilmente interpretados por un ciudadano común. Su importancia radica en que transformará las formas de comunicación entre abogados y ciudadanos sin formación jurídica, obligando a los primeros a expresarse de forma mucho más simple para el fácil entendimiento de todos.”

 

Todo lo anterior permite concluir que los abogados tienen a su disposición múltiples instrumentos para facilitar su ejercicio profesional, tanto para las tareas básicas como para aquellas más complejas, pero hace falta estudiarlas y comprenderlas para que resulten efectivas.

 

En Colombia, por ejemplo, ya existe una herramienta que facilita la construcción de estrategias jurídicas y permite acceder las posturas jurisprudenciales vigentes:

 

Analítica Líneas jurisprudenciales Legis

Ofrece a sus usuarios un análisis detallado de las providencias de las altas cortes del país, con el que resulta posible trazar la estrategia para iniciar un proceso, emitir una asesoría o explicar un concepto conociendo, previamente, las reglas aplicables a determinados hechos y el resultado obtenido para casos similares a lo largo del tiempo.