Suben las tasas de interés: ¿cómo nos afecta?
Jorge Arango Velasco
Profesional en Finanzas de la Universidad Externado de Colombia
Magíster en Finanzas de la Universidad de Murcia
La pandemia, otra vez este gran disruptor, hizo que los gobiernos de las grandes economías, desde EE UU hasta Europa, liberaran billones de dólares para gastos de emergencia, con el fin de disminuir el desempleo y la quiebra de las empresas.
Con la ayuda de estos estímulos entregados por los gobiernos, se generó un aumento general de la demanda de bienes y servicios. Esta situación rebasó la capacidad instalada de las compañías, desencadenando la actual inflación global.
Es decir, la inflación no es más que una consecuencia del crecimiento sostenido de las economías mundiales a través de los rubros de gasto e inversión, incrementando la demanda de los productos bajo una oferta limitada de los mismos, generando un aumento general de los precios.
Es importante tener en cuenta que la subida generalizada y sostenida de los precios (inflación) provoca una notable pérdida de poder adquisitivo y afecta la capacidad de ahorro, por lo que los gobiernos, en especial los agentes encargados de la política monetaria de cada nación, emplean métodos para combatir este problema.
Por eso, en estos momentos, los bancos centrales, como la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y el Banco de la República de Colombia, han actuado agresivamente mediante una política económica contractiva (del verbo contraer, sinónimo de moderar y disminuir), reduciendo la oferta de dinero dentro de la economía a través del aumento de la tasa de interés de los instrumentos con los cuales los gobiernos se financian (denominados comúnmente los bonos del tesoro).
Adicionalmente, estas políticas contractivas buscan una reducción de los rubros de gasto e inversión, incentivando el ahorro de los recursos públicos, desviando todos estos dineros al pago de una tasa de interés cada vez más elevada, es decir, cada vez que los bancos centrales aumentan la tasa de interés de referencia, envían un mensaje a la economía de evitar la inversión y aprovechar la rentabilidad ofrecida en los mercados de renta fija (bonos).
Al subir los tipos de interés, sube la rentabilidad y el costo de los productos financieros generando una serie de efectos adversos en la economía, como son:
- Sofoca a compañías que hayan realizado un alto nivel de inversión apalancada sobre renta variable y quedarán expuestos ante una caída de ventas.
- Genera un aumento del desempleo, dado que las compañías controlarán de manera más eficiente sus gastos operacionales, reduciendo el nivel de contratación de personal.
- El incentivo en el ahorro genera una reducción drástica del gasto, rubro que estaba alimentando el crecimiento económico global, por lo que una recesión económica podría avecinarse en el horizonte.
- El aumento de las tasas de interés ocasiona un aumento de morosidad a medio o largo plazo de las obligaciones financieras, restándole confianza a uno de los pilares de la economía, representado en la credibilidad y la fortaleza del sistema financiero.
Sin embargo, no todos los aspectos son negativos, en medio de la desolación, puede haber esperanza para quienes tengan liquidez suficiente y tengan la visión para aprovecharla. Los ahorradores y compañías con caja o efectivo suficiente para realizar compras de oportunidad generarán un efecto de rentabilidad en sus bolsillos en el mediano y largo plazo.
Por su parte, el mercado de valores es el que más se ha afectado ante las políticas económicas contractivas. El desincentivo a la inversión también hará que los inversionistas busquen oportunidades con niveles de riesgos moderados, ya que las rentabilidades de los negocios estarán en franca competencia con las tasas ofrecidas por los bonos, llevando el mercado a una contracción económica. Esta visión justifica las caídas de los índices de referencia como el S&P500, que ha caído un 15,53 % durante el 2022, periodo en el que la FED se ha dedicado al incremento de tasas de interés. Esta situación se repite para las bolsas a nivel global e índices de referencia (Nasdaq, Dow Jones, IBEX 35).
El mundo, como en todas las crisis anteriores que ha vivido, tendrá que escoger entre confiar en el desempeño de las empresas, aumentando la rentabilidad, o en abandonarse a la tentación de las tasas altas que la renta fija está ofreciendo. Sea como sea, el mundo va a detener su crecimiento y llevará a esta economía global a afrontar nuevos retos que sacarán a la luz la mejor creatividad de la que podamos ser capaces.
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