24 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 12 horas | ISSN: 2805-6396

Openx ID [25](728x110)

1/ 5

Noticias gratuitas restantes. Suscríbete y consulta actualidad jurídica al instante.

Opinión / Columnista Impreso

La cuerda de hierro de la justicia

165385

María Adelaida Ceballos Bedoya

Investigadora del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia)

Emerson decía que la confianza en nosotros mismos debe ser la cuerda de hierro que marque el pulso de nuestro corazón. Algo similar ocurre con el Poder Judicial: la confianza ciudadana es el eje de su corazón y, en consecuencia, debemos asegurarnos de que sea fuerte como el hierro. Pero, en contraste con este ideal, la confianza en la justicia en Colombia y América Latina es débil, lo cual puede, entre otras consecuencias, aumentar las retaliaciones por mano propia y minar la capacidad judicial para controlar los demás poderes públicos. En esta columna sugiero que esta debilidad de nuestra justicia echa raíz en la profesión jurídica y allí mismo deberíamos empezar a combatirla.

La confianza ciudadana es la estructura que sostiene al Poder Judicial. Si lo pensamos bien, la mayoría del trabajo judicial depende de que los ciudadanos decidan dirimir sus conflictos por esa vía y obedezcan las decisiones judiciales, incluso cuando les son adversas. Alexander Hamilton resumió esta idea diciendo que los jueces “no tienen influencia ni sobre la espada ni sobre la bolsa” (es decir, no manejan ni el Ejército ni el erario), y por eso dependen de la confianza ciudadana. La justicia depende de que la ciudadanía confíe en factores como la ética de los funcionarios, la efectividad de las sentencias y la accesibilidad de las instancias judiciales.

La confianza en la justicia en Colombia debería ser como el hierro, pero en realidad es endeble, se resquebraja fácilmente y cuesta mucho repararla. Así, el Latinobarómetro de 2020 mostró que el 72 % de los encuestados sentían “poca” o “ninguna” confianza en el Poder Judicial. La confianza en las altas cortes, en particular, viene malherida al menos desde el 2011. La encuesta de Invamer reveló que la imagen desfavorable promedio de la Corte Constitucional, en el 2011, fue del 30 % y, en el 2022, alcanzó un 54 %, mientras que la de la Corte Suprema pasó del 35 % al 63 % en ese mismo periodo. Como sugiere la profesora Sandra Botero, esta erosión de la confianza en las cortes sería principalmente fruto de los escándalos de corrupción, pero se enmarca en una crisis general de desconfianza en la democracia. 

Estos datos sobre Colombia no son excepcionales en América Latina. Por ejemplo, el informe del Latinobarómetro de 2010 mostró que, en todos los países de la región (excepto Brasil y Uruguay), solo una minoría de los encuestados sentían “mucha” o “algo de confianza” en el Poder Judicial, con un promedio regional del 32 %. Una década después, el informe del 2020 reveló una situación casi idéntica, con un promedio regional incluso más bajo (25 %).

Preocupados por este panorama, varios juristas y organizaciones sociales latinoamericanas recientemente conformamos la red de Ética y legitimidad judicial, liderada por el Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte de Justicia de México. Uno de los principales mensajes que promueve esta red es que la desconfianza (en el Derecho, los abogados y la justicia) se cuece en las entrañas de la profesión jurídica. No en vano abundan chistes del tipo: “¿Cómo le dice un abogado a un cliente ‘jódase’? Diciéndole: ‘confíe en mí’”. Pero si la desconfianza arraiga en la profesión, allí debería erradicarse. La red promueve, entonces, la formación de juristas que, por ejemplo, propicien ambientes judiciales amables y eficientes, que usen un lenguaje claro para que las usuarias no se sientan embaucadas, y que no solo sean, sino que también parezcan incorruptibles ante la ciudadanía. La confianza se quebranta con los escándalos de corrupción, pero también se juega en las experiencias ciudadanas cotidianas.   

No hay una fórmula mágica para revestir de hierro la cuerda central de la justicia. Sin embargo, un primer paso es tomarnos en serio las reflexiones sobre la confianza en la justicia desde los espacios donde esas reflexiones son más ausentes y necesarias: las facultades de Derecho, los colegios de abogados, los palacios de justicia y los periódicos jurídicos como este. El fortalecimiento de la confianza en la justicia debería empezar por casa.

Opina, Comenta

Openx inferior flotante [28](728x90)

Openx entre contenido [29](728x110)

Openx entre contenido [72](300x250)