22 de Noviembre de 2024 /
Actualizado hace 4 minutos | ISSN: 2805-6396

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Opinión / Columnista Impreso

Oro, plata y bronce: ¿los Juegos Olímpicos de París 2024 fueron una medalla de oro económica?

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Jorge Arango Velasco

Profesional en Finanzas de la Universidad Externado de Colombia

Los Juegos Olímpicos de París 2024 se perfilaron como un evento sin precedentes, no solo por su magnitud deportiva, sino por su ambicioso enfoque económico y sostenible. En una época de pospandemia, donde la eficiencia y la responsabilidad fiscal son más cruciales que nunca, París se enfrentó al desafío de organizar unos juegos que fueran tanto espectaculares como económicamente viables.

Víctor Matheson, profesor de economía del College of the Holy Cross, destaca un hito significativo: “Estos serán los primeros Juegos Olímpicos, desde Sídney, en los que los costos totales serán inferiores a US$ 10.000 millones”. Esta declaración marca un punto de inflexión en la historia reciente de los juegos, caracterizada por presupuestos desorbitados y elefantes blancos posolímpicos.

La historia de los Juegos Olímpicos está salpicada de ejemplos de costos astronómicos y legados cuestionables. Andrew Zimbalist, economista deportivo del Smith College, recuerda cómo “después de que los Juegos de la Ciudad de México de 1968 y los de Múnich de 1972 se caracterizaran por una violencia mortal y los Juegos de Montreal de 1976 experimentaran dramáticos sobrecostos, casi no había ciudades interesadas en ser la anfitriona de los Juegos de 1984”.

Zimbalist añade un punto crucial sobre la contabilidad olímpica: “Además de que los costos indirectos no se incluyen en los presupuestos oficiales, algunos costos operativos directos también terminan fuera de los libros”. Esta opacidad financiera ha sido una constante en ediciones anteriores, dificultando la evaluación real del impacto económico de los juegos.

Sin embargo, París 2024 parece estar escribiendo un nuevo capítulo. Los organizadores adoptaron un enfoque innovador, alineándose con la hoja de ruta de la Agenda 2020 del Comité Olímpico Internacional (COI). Este plan incluye la construcción de una sola instalación deportiva permanente: un centro acuático de base biológica y bajas emisiones de carbono. El resto de las instalaciones fueron estructuras existentes o temporales, una estrategia que no solo redujo costos, sino que también minimiza el riesgo de crear “elefantes blancos”.

La sostenibilidad fue otro pilar fundamental de estos juegos. Los organizadores han promocionado iniciativas para reducir la huella de carbono, como el uso de bienes de bajo impacto o reciclados. Un ejemplo creativo es la fabricación de muebles con volantes usados. Además, se puso especial énfasis en identificar segundas vidas para las estructuras y equipos temporales.

La Villa Olímpica de París también reflejó este enfoque sostenible y de legado. Después de los juegos, se convertirá en oficinas y viviendas en un barrio históricamente empobrecido. Sin embargo, este plan de revitalización no está exento de controversia, ya que ha suscitado preocupaciones sobre el desplazamiento de residentes y los impactos negativos de la gentrificación.

El aspecto económico de los juegos es un tema de debate intenso. La Oficina de Turismo de París (OTCP) proyecta cifras impresionantes: “11,3 millones de visitantes acudirán para los Juegos Olímpicos y 3,9 millones para los Paralímpicos”. Sin embargo, estas proyecciones optimistas contrastan con algunas realidades del mercado.

Air France y su filial Transavia France han anunciado una disminución prevista en los ingresos para la temporada de verano, atribuyéndola directamente a los juegos. Su comunicado revela un fenómeno inesperado: “En los mercados internacionales se observa un comportamiento significativo de evitar París”. Esta evasión se atribuye a posibles dificultades de tráfico, acceso restringido a sitios turísticos y preocupaciones de seguridad.

El impacto en el turismo va más allá de las aerolíneas. Según el grupo Air France-KLM, “el número de viajes desde París a otros destinos también es inferior a la media habitual para el periodo junio-agosto”. Este fenómeno sugiere que incluso los residentes locales ajustaron sus planes de viaje, posiblemente para evitar las complicaciones asociadas con los juegos.

El mercado inmobiliario también está experimentando efectos inesperados. Contrario a las expectativas de alquileres inflados, los precios están cayendo. Según OptiRental, los precios de los alquileres turísticos han disminuido un 11 % en París. Airbnb confirma esta tendencia: “Como se esperaba, el aumento de la oferta disponible durante los juegos regula los precios”. Esta situación plantea interrogantes sobre las proyecciones de ingresos para los propietarios locales que esperaban capitalizar el evento.

A pesar de estos desafíos, hay razones para el optimismo. Históricamente, “los Juegos Olímpicos han demostrado su capacidad para estimular el consumo en el país anfitrión”. Los Juegos de Río 2016 son un ejemplo de cómo el gasto de los consumidores puede aumentar significativamente durante el evento. En Río, los titulares de tarjetas realizaron un gasto notablemente mayor durante los 17 días de los Juegos en comparación con los tres meses anteriores, tanto entre visitantes internacionales como entre residentes brasileños.

Además, los juegos ofrecen una plataforma única para que las empresas locales se promocionen a nivel global. Una encuesta reciente revela que el 65 % de los minoristas franceses ve en París 2024 una oportunidad para generar ingresos adicionales. Sin embargo, el 90 % de estos minoristas ha expresado la necesidad de asesoramiento en pagos transfronterizos, un desafío que empresas como Visa están dispuestas a abordar.

Las empresas patrocinadoras también están jugando un papel crucial en el éxito económico y social de los Juegos. Airbnb, por ejemplo, se ha comprometido a donar “un millón de euros de sus ganancias en París 2024 a un fondo de viajes para familias de comunidades desfavorecidas en Francia”. Esta iniciativa no solo beneficia a comunidades necesitadas, sino que también mejora la imagen de la empresa y del evento en general.

El impacto en sectores específicos también es notable. Javier López López, director de Provacuno, señala que "unos Juegos Olímpicos, debido al enorme volumen de turistas que mueven, supone un incremento muy importante de consumo en el país que lo recibe y entiendo que en Francia este verano será igual”. Esta perspectiva subraya el potencial de los juegos para impulsar diversos sectores de la economía local.

El legado a largo plazo de los juegos es otro aspecto crucial a considerar. Phalin, un experto en el tema, señala el ejemplo de Lake Placid, Nueva York: “desde que fue sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en 1980, Lake Placid ha canalizado cientos de millones de dólares a sus instalaciones olímpicas como destino turístico y de negocios”. Este caso ilustra cómo una inversión inicial en infraestructura olímpica puede generar beneficios económicos sostenidos a lo largo del tiempo.

El Ayuntamiento de París ha hecho hincapié en la sostenibilidad y la utilidad a largo plazo de las infraestructuras olímpicas. Según sus declaraciones, estos juegos son “sobrios y de proximidad, no crean nada que no sea útil para la ciudad del mañana e ilustran los compromisos de la capital, como es la voluntad de reducir considerablemente el impacto de carbono”. Esta visión representa un intento de revertir la tendencia histórica de construir estadios sobredimensionados que terminan en desuso, dejando a los ciudadanos con una deuda multimillonaria.

En conclusión, los Juegos Olímpicos de París 2024 se presentan como un experimento económico fascinante. Por un lado, enfrentan desafíos significativos en términos de turismo y percepción internacional. Por otro, ofrecen oportunidades únicas para la innovación en sostenibilidad y desarrollo económico local.

El verdadero éxito de estos juegos no se medirá solo en medallas de oro, sino en su capacidad para dejar un legado positivo y duradero para París y Francia. Las mejoras en transporte, alojamientos y servicios, junto con una infraestructura de pagos robusta, son inversiones que seguirán beneficiando a la ciudad y sus residentes en los años venideros.

El aumento del turismo y la inversión extranjera son efectos esperados que podrían mantener a París como un destino atractivo mucho después de que los juegos hayan concluido. Sin embargo, el equilibrio entre estos beneficios potenciales y los costos reales, tanto financieros como sociales, será crucial para determinar el éxito a largo plazo del evento.

Mientras el mundo observa, París tiene la oportunidad de redefinir lo que significa ser una ciudad olímpica en el siglo XXI, equilibrando la grandeza deportiva con la responsabilidad económica y ambiental. El tiempo dirá si estos juegos lograrán la hazaña de ser tanto un espectáculo deportivo inolvidable como un modelo de sostenibilidad económica para futuros eventos globales. La Ciudad de la Luz está a punto de mostrar al mundo si puede brillar no solo en el podio olímpico, sino también en el escenario económico mundial.

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