El arbitraje y la inteligencia artificial (II): ¿árbitros robots?
Hernando Herrera Mercado
Ex presidente de la Corte de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Bogotá, árbitro y presidente de la Corporación Excelencia en la Justicia
En anterior columna dedicada a este tema, tuvimos la ocasión de referirnos a diversos aplicativos útiles a la hora de concretar el empleo en el arbitraje de la llamada inteligencia artificial (IA, comúnmente entendida como la posibilidad de lograr sistemas informáticos capaces de ejecutar tareas reservadas al cerebro humano). En desarrollo de dicha temática, anticipamos que en una nueva ocasión tendríamos la oportunidad de disertar acerca de la posibilidad de que estos sistemas pudieran reemplazar a los humanos que participan (o participamos) en tribunales arbitrales, con lo que se arribaría a la “desafiante” era de los “árbitros robots”.
También aludimos antes que teniendo en cuenta que la IA evoluciona continua y persistentemente (dentro de una teoría que bien podría ser llamada la de la “pendiente resbaladiza” o la de “espiral” y que deriva en que un avance tecnológico propicia la casi inmediata llegada del siguiente), ese vertiginoso ritmo hace prácticamente imposible no avizorar escenarios en los cuales de manera parcial o total la máquina informática tienda a suplir la actividad humana. Claro está que en la actualidad los programas de IA se encuentran fundamentalmente ligados a soportar aspectos específicos del arbitraje (revisión de documentos, procesamiento de grandes volúmenes de información, cotejo de pruebas y transcripción de declaraciones), y es cierto que aún no existe una herramienta que sustituya aquellas habilidades que un árbitro posee para resolver casos, pero el incremento del uso de la tecnología en este trámite conduce a la lógica presunción o predicción del evento de “árbitros artificiales”.
Ciertamente, los nuevos sistemas potencian el auge de tecnologías de gran impacto cuyo acelerado desarrollo hace avizorar productos que hoy no imaginamos. De hecho, no hace mucho era impensable tener tan a la mano, y de forma tan flexible, herramientas directas para la realización de audiencias virtuales, o que brindaran la posibilidad de consultar expedientes en línea, o de emplear asistentes digitales para la conducción de audiencias. No obstante, las mencionadas aplicaciones de IA se han centrado en asistir a los árbitros, y no en reemplazarlos, con lo cual la labor arbitral sigue siendo una actividad reservada al intelecto humano.
En torno a la viabilidad de que los árbitros sean reemplazados por robots se discute si, dada la complejidad que reviste el oficio arbitral, sea posible crear una herramienta tecnológica que pudiera desarrollar fidedignamente el juicio del árbitro humano. En tal sentido, se expone que, dado que los casos que se ventilan arbitralmente no son procedimientos repetitivos, resultaría muy difícil pensar en su automatización. Desde la otra orilla, se señala que un árbitro-robot potenciado por IA estaría en capacidad de sustituir a los árbitros humanos, pudiendo llevar a cabo esa actividad. Bajo esta reflexión, se indica que ya existen en la actualidad aproximaciones a dicha posibilidad (como acontece con los sistemas eBay, PayPal o el de resolución de disputas relacionadas con la adjudicación de nombres de dominio), y que permiten dirimir disputas con mínima intervención humana.
Con todo, trataremos de ponernos en la línea media de esta discusión. Ciertamente, sería poco lógico que se fueran a automatizar todas las tareas del árbitro humano o de intentar emular plenamente su intelecto para erradicar su tarea dentro del arbitraje. Pero también sería poco realista no admitir el empleo de sistemas de IA dentro de este trámite, por ejemplo, aterrizándolo a delegar en la máquina en beneficio de las tareas arbitrales complejas, funciones repetitivas de la gestión arbitral. Por consiguiente, la incorporación de programas de IA en la labor de los árbitros debería conducir a liberarlos de tareas mecánicas, a fin de poder enfocar sus esfuerzos en lo sustancial: su juicio basado en la experiencia y conocimiento jurídico para la resolución de la controversia. Esta visión mixta ayudaría a soportar la misión de los árbitros, sin desnaturalizarla, y daría mayor eficiencia a la gestión operativa del caso. Con ello, la habilidad humana arbitral se centraría en lo cognitivo y en el conocimiento de la causa, empleando la IA para automatizar el trabajo que no requiere de pensamiento complejo o que se puede estandarizar.
En la última columna dedicada a estas materias, tendremos ocasión de hablar de las principales aplicaciones existentes para soportar a los árbitros.
Gracias por leernos. Si le gusta estar informado, suscríbase y acceda a todas nuestras noticias, los datos identificadores y los documentos sin límites.
Paute en Ámbito Jurídico.
Siga nuestro canal en WhatsApp.
Opina, Comenta