La mala hora del papel moneda: un viaje hacia la digitalización del peso colombiano
Juan Carlos Portilla
Profesor de Derecho Financiero Internacional
Universidad de la Sabana
La aparición de las criptomonedas y de las empresas tecnológicas que ofrecen servicios financieros (fintech) plantea un desafío para el sector monetario y financiero tradicional. Haciendo una analogía con el ajedrez, lograr el jaque-mate significa asegurar una posición ganadora colocando al rey del oponente en una amenaza ineludible. Si bien las criptomonedas y las empresas fintech parecen tener la sartén por el mango, el mercado financiero global espera y demanda una coexistencia armoniosa entre estos sectores innovadores y la banca tradicional.
Los participantes en los mercados financieros han observado una transformación significativa en el mercado financiero mundial, con la coexistencia de dos ecosistemas financieros distintos. Mientras que el primer ecosistema involucra predominantemente a la banca central y los bancos privados tradicionales, el segundo se conoce comúnmente como fintech, el cual es un acrónimo de “tecnología financiera”. Fintech es un término general para la tecnología utilizada para aumentar, optimizar, digitalizar o transformar los servicios financieros tradicionales ofrecidos por la banca tradicional.
Que no quede duda: la economía digital y la innovación financiera se han expandido más allá de las fronteras nacionales y los perímetros regulatorios. Por ejemplo, el banco central chino ha introducido el yuan digital, una moneda digital que utiliza la tecnología blockchain y que circula de manera oficial en China. Este movimiento ha impulsado a otros bancos centrales del mundo occidental a explorar la viabilidad de las criptomonedas oficiales emitidas por la banca central. Así, los bancos centrales de Canadá, de Inglaterra, de Japón, el Banco Central Europeo y el Banco Nacional Suizo, junto con el Banco de Pagos Internacionales, han creado un grupo de expertos para evaluar la posibilidad de emitir no papel moneda, sino monedas digitales de banco central en sus jurisdicciones de origen.
El grupo evaluará los casos de uso de las monedas digitales emitidas por bancos centrales; las opciones en el diseño de políticas económicas ajustadas a la digitalización del papel moneda oficial de curso legal, y consideraciones funcionales y técnicas sobre este, incluida la interoperabilidad transfronteriza y el intercambio de conocimientos sobre las nuevas tecnologías. El grupo mantendrá una estrecha coordinación con las instituciones y los foros pertinentes, en particular con el Consejo de Estabilidad Financiera y el Comité de Pagos e Infraestructuras de Mercado, instituciones pertenecientes a la llamada arquitectura financiera internacional y al derecho financiero internacional.
La pregunta que nos hacemos ahora es si deberíamos en Colombia pensar en eliminar el papel moneda y las monedas físicas y adoptar el peso digital que sería emitido por el Banco de la Republica utilizando la tecnología blockchain, tal como lo hizo China con el yuan digital y como lo están pensando los bancos centrales de Canadá, Inglaterra, Japón, Suiza y la Unión Europea (UE). La respuesta debería ser positiva: en Colombia debemos darle la bienvenida a la posibilidad de que el Banco de la Republica emita el peso digital colombiano, usando la tecnología blockchain, y, bajo un modelo de transición, eliminar la emisión de papel moneda. La primera razón es un potencial ahorro fiscal. En Colombia, de acuerdo con cifras del Banco de la República, se imprimen alrededor de 1.500 millones de billetes anualmente y el costo de imprimir cada billete es de 185 pesos, con un costo fiscal total de casi 280.000 millones de pesos anualmente. Si el Gobierno Nacional decide dejar de imprimir billetes tendríamos un ahorro fiscal de casi 280.000 millones de pesos, los cuales le ayudarían, por ejemplo, a la nación a potenciar con este ahorro fiscal su participación en el Programa de Alimentación Escolar.
La segunda razón es que con la desaparición del papel moneda en Colombia y con el advenimiento del peso digital, el Gobierno Nacional, junto con el sector privado, tendrían que impulsar una serie de políticas públicas para estimular la innovación tecnológica y financiera, así como una profundización de la conectividad a internet en cada rincón de la patria para facilitar el acceso al peso digital de cada uno de los habitantes del territorio nacional. Estas políticas públicas traerían consigo una serie de externalidades positivas a las regiones en Colombia, ya que, con la masificación de la conectividad y acceso a internet, se daría paso a la conversión de nuestros municipios a ciudades inteligentes en donde nuestras pequeñas y medianas industrias y la población tendrían un beneficio de la esta política pública de conectividad.
Sin embargo, también hay desafíos. El primero, es que los cajeros automáticos dispensadores de billetes tenderían a desaparecer, porque no habría billetes que suministrar. Segundo, las transportadoras de valores tendrían que reinventarse, porque no habría efectivo que transportar. Tercero, nuestros directivos del Banco de la Republica tendrían que diseñar o ajustar políticas monetarias con base a esta potencial nueva realidad. Tendríamos operaciones de mercado abierto con el peso digital y nuestra nueva base monetaria para efectos de la política monetaria seria con base en el peso digital colombiano.
Conclusión:
En Colombia, debemos iniciar la discusión y los estudios técnicos para explorar la posibilidad de eliminar el papel moneda y darle paso al peso digital colombiano, el cual sería emitido por el Banco de la Republica, usando la tecnología blockchain. China ya lo hizo y países como Inglaterra, Canadá y la misma UE, reunidos bajo el liderazgo del Banco Internacional de Pagos, están explorando la posibilidad de unirse a los países que ya cuentan con su propia criptomoneda.
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