¿Hacia el Estado funcional?
Giovanni Rosanía Mendoza
Abogado constitucionalista
El Estado en términos básicos gobierna y articula a una sociedad. En un momento de su discurrir, la comunidad reflexionó sobre la necesidad de organizarse, además porque requirió enunciar sus principales e inherentes derechos, garantizarlos y establecer los límites en su funcionamiento o las reglas orientadoras de su operatividad. En este sentido, esa comunidad es guiada en un sentido ideológico y en otro organizacional, es lo que se plasma en las constituciones, los sectores dogmáticos y orgánicos.
En general, la comunidad social aspira a convivir de manera armónica, por eso comprende que en la cotidianidad deben permanecer las garantías y la organización. Locke precisa su aporte hacia balances y contrapesos en los poderes públicos, es la dirección de su contractualismo. Hobbes aduce que la sociedad quiere salir de la condición salvaje y, por eso, se decide por configurar el Estado como ente que fijará límites y protecciones, desenlace que le asegurará una expectativa de tranquilidad a los ciudadanos, que la comprenden como la conservación de sus bienes y derechos.
Además de ponerse de acuerdo en sus intrínsecas aspiraciones, la comunidad que ha decidido convertirse en Estado necesita definir sobre su régimen político y su sistema político. En cuanto al primero, se deben constituir las instituciones, fijar sus relaciones entre sí, y las conexiones con la sociedad. En general, el contenido del régimen político incluye la legitimidad, las estructuras y los desempeños. A su vez, el sistema político se dirige hacia el funcionamiento de los poderes conforme con las reglas consensuadas por el conglomerado social.
Desde varias centurias atrás, los Estados han experimentado como organización gubernamental y política la centralización, la descentralización y la federación. Esta precisión reduce, en general, a ubicar dos clases de Estados, el unitario y el federal. En efecto, en el Estado unitario podemos hallar dos tendencias organizativas, la centralización y la descentralización, y en el Estado federal el trayecto de la organización administrativa se dirige hacia el gobierno de los entes regionales.
¿Hacia qué alternativa de organización política y administrativa debería dirigirse la comunidad política? Desde la historia de Inglaterra, EE UU y Francia podemos observar en su origen una tendencia de organización de la sociedad. En efecto, en los ingleses se destaca una tendencia hacia la organización de la sociedad; hallamos un sentido de la realidad y eficacia en los estadounidenses, y un ánimo de control en los franceses, direcciones que se visualizan actualmente en cada una de estas sociedades, respectivamente, esto es, en un equilibrio de la sociedad civil de la primera, en el pragmatismo y funcionalidad de la segunda, y en el estatalismo de la tercera.
Sobre los tres modelos referidos, situándonos en el mundo occidental, cabalgan las demás comunidades del orbe, de manera que podemos evaluar sobre su conveniencia en el desarrollo social en donde se crearon las tendencias de organización denotadas y en las sociedades en donde se han replicado tales modelos. Sí, es general, en la actualidad, el mundo occidental se divide entre estos tres tipos de organización gubernamental política, sin que ninguna de ellas se logre imponer sobre las demás.
¿Qué Estado es el ideal para resolver los tres renglones fundamentales de la sociedad: orden, derechos y economía? ¿Es mejor el Estado grande o el Estado pequeño? ¿Es más favorable el Estado intervencionista o el Estado flexible? ¿Qué clase de Estado atenderá adecuadamente sobre las aspiraciones comunes y problemas históricos como las brechas entre ricos y pobres? En el diálogo entre Adimanto y Sócrates que describe Platón en su obra La República se propone que el Estado no parezca grande ni pequeño, sino que debe permanecer en un justo medio y siempre uno. Para lograr ese Estado los dialogantes descubren la prevalencia de ciertas premisas, la educación de los ciudadanos, los principios y las buenas leyes. Es decir, se necesita la preparación de los ciudadanos, insistir en las buenas costumbres de la comunidad en general y la sapiencia de los dirigentes.
La calidad en la educación de la sociedad, los vectores axiológicos que esta disponga encontrar y la sabiduría de los hombres que gobiernan, si llegaren a estar presentes en la comunidad, ayudarían a ubicar de manera más precisa las prioritarias necesidades, la identificación de las crisis, que pueden ser a causa de la naturaleza, el entorno y el ser humano, y las soluciones más convenientes sobre ellas. Quizás se podrían configurar leyes eficientes, organizaciones funcionales y armonías comunes. Coincidimos con los dialogantes, Adimanto y Sócrates, no es el Estado grande, no es el Estado pequeño, se trata del Estado justo y medio, un Estado que funcione.
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