Memoriales / Academia
El aprendizaje y la formación por competencias en Derecho
29 de Octubre de 2014
María Teresa Carreño Bustamante*
Especial para ÁMBITO JURÍDICO
Después del lanzamiento de la Cátedra en la Universidad Nacional, el programa de Derecho de la Universidad de Manizales presenta una reflexión sobre su organización curricular, denominada Hacia una formación de sus estudiantes en competencias.
Esta decisión se fundamenta en la necesidad de aplicar las nuevas políticas educativas que llevan varios años de implementación, entre las que se cuenta la evaluación por competencias, liderada por la Asociación Colombiana de Facultades de Derecho (Acofade) y el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (Icfes), que, tras más de dos años de trabajo continuo con académicos de todo el país, han definido las principales competencias genéricas para la evaluación de los estudiantes de todas las áreas, ellas son:
- Comunicación en lengua materna y en otra lengua internacional.
- Pensamiento matemático.
- Ciudadanía y
- Ciencia y tecnología y manejo de la información.
Estas competencias se constituyen en un mínimo que se debe tener en cuenta por parte de los programas de Derecho sobre lo que debe ser relevante en la formación de los abogados. Ya no se trata, entonces, solamente de una formación en contenidos, sino que debe haber un resultado en la acción que, posteriormente, los egresados realicen en sus prácticas profesionales. Así, lo relevante es lo que puedan hacer como profesionales con lo que aprendieron: “saber hacer en contexto”.
El aprendizaje de estas competencias no descansa solamente en los discursos que constituyen cada una de estas categorías, sino en la interacción misma que se desata en dicho proceso. La comunicación no solo es el lenguaje adecuado de cada disciplina, pues también abarca la interacción con los otros en escenarios cotidianos, de conflicto, de aprendizaje.
Con esto, lo que se pretende es que ser un buen ciudadano se base en el reconocimiento, el respeto, la tolerancia y la aceptación del otro, y esto se aprende mediante la comunicación que es el entorno del aprendizaje. Así, la construcción colectiva de estos valores deriva en un comportamiento social íntegro.
Lo anterior debe manifestarse en los datos cuantitativos, en el trabajo realizado en equipo, con respeto por las ideas de los otros en una comunicación con sentido y un adecuado manejo de la información. Allí cumplen su papel las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), que facilitan la comunicación, de forma que se supera su papel de herramienta informática.
Así mismo, el manejo de una segunda lengua otorga una impronta de internacionalización al estudiante de Derecho, quien, además de acceder al conocimiento no traducido, es capaz de interactuar mediante las tecnologías informáticas en contextos globalizados.
Competencias específicas
El programa de Derecho de la Universidad de Manizales tiene como propósito la formación de sus estudiantes no solo en las competencias genéricas nombradas anteriormente, sino también en las específicas. Este objetivo incluye las competencias definidas por 11 grupos focales de Derecho en el país, para la evaluación de los estudiantes, que están agrupadas en tres módulos evaluativos: comunicación jurídica, investigación jurídica y gestión de la administración del conflicto.
Además de estas, el programa está realizando su propia reflexión respecto al Programa de Educación Inicial (PEI); al Programa de Educación Preescolar (PEP); a los objetivos, propósitos de formación y a la ubicación geográfica y social, para definir otras competencias pertinentes que den cuenta de su impronta, pues es claro para nosotros que las competencias evaluadas por el Icfes, si bien pueden ser suficientes para una evaluación de Estado Saber Pro, no lo son para la formación y evaluación íntegra de sus estudiantes.
Es de advertir que después de un trabajo arduo de los académicos de todo el país, no queda una propuesta única para la formación en competencias de los estudiantes de Derecho en Colombia. Cada programa debe generar su propia organización, con base en sus mapas educativos y en los énfasis de formación que propone en sus políticas.
Por ello, la nuestra pretende fundamentar su organización curricular en enfoques flexibles, en los que el estudiante no solo aprenda contenidos, sino que aprenda qué hacer con dichos contenidos y que el aprendizaje no sea solamente la acumulación de datos, sino que el estudiante pueda dar cuenta de los significados que estos tienen en las estructuras generales, tal como lo plantean Díaz y Hernandez: “Aprender a aprender implica la capacidad de reflexionar en la forma en que se aprende y actuar en consecuencia, autorregulando el propio proceso de aprendizaje mediante el uso de estrategias flexibles y apropiadas que se transfieran y adaptan a nuevas situaciones”[1].
Problemas de época
La propuesta pedagógica que se plantea está basada en problemas de época que permiten entretejer la teoría y la realidad, provocando a partir de la problematización el surgimiento de un conocimiento nuevo. Este concepto de problema de época tiene sentido en lo planteado por Habermas (2008), en el que, comentando a Hegel, plantea: “Hegel empieza utilizando el concepto de modernidad en contextos históricos como concepto de época, la “neue zeit” es la época moderna lo cual se corresponde con el modo de habla de ingleses y franceses “modern times” o “temps modernes” designan en torno a 1800 los tres últimos siglos transcurridos hasta entonces. El descubrimiento del nuevo mundo, así como el renacimiento y la reforma- acontecimientos que se producen los tres en torno a 1500- constituyen la divisoria entre la edad moderna y la edad media”[2].
En esta misma clave, pensar una propuesta curricular para el programa de Derecho basada en problemas de época implica comprender los acontecimientos de nuestra historia reciente, entre los que se incluyen el conflicto armado y sus fenómenos derivados, como la guerrilla, el paramilitarismo, el narcotráfico, etc.
En estos eventos, es necesario encontrar la problematización que guíe una propuesta de formación y, de esta manera, se trataría el aprendizaje de un proceso contextualizado, social, histórico, problematizado y significativo, dado que el estudiante estaría aprendiendo aquellos contenidos que les serán vitales para su práctica profesional, pero, a través del tratamiento de los mismos, a partir del abordaje de un problema de época, que le permitirá articular teoría y contexto en una dimensión significativa del aprendizaje.
Acofade continuará apoyando esta cátedra para la transformación del aprendizaje y la enseñanza del Derecho por competencias en todo el territorio nacional.
* Abogada, magíster, Doctora en Ciencias Sociales. Docente titular de la Universidad de Manizales y Directora Científica de la Asociación Colombiana de Facultades de Derecho.
[1] Díaz Barriga, F., & Hernández Rojas, G. (2009). Estrategias docente para un aprendizaje significativo. Una intrpretación constructivista. Mexico DF: McGraw Hill.
[2] Habermas, J. (2008). El discurso filosófico de la modernidad. Buenos Aires: Katz editores.
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